domingo, 15 de junio de 2008

12ª Etapa: 26 de Mayo 2008. Triacastela - Palas do Rei (Lugo). 70 kmtrs.-

Iglesia de San Tirso en Palas do Rei.-

Hoy ha amanecido muy nublado. No creo que tarde mucho en comenzar a llover. La señora del alojamiento dónde he dormido me asegura (debe de ser para no desanimarme) que lo hará por la tarde. Yo no me fío mucho y por si acaso coloco las fundas impermeables a las alforjas. Salgo de Triacastela sobre las 0840 horas, y efectivamente a los dos kmtrs. de haber salido comienza a caer una lluvia fina que cada vez va a más. Paro en un cobertizo, para colocarme las fundas en las zapatillas, y continuo la marcha, pues es una tontería esperar a que escampe, ya que no tiene pintas de hacerlo. Después de un chubasco, cae otro, y así estará todo el día para desgracia mía. Pero bueno, estamos en Galicia, y éstas son las cosas del camino. Me coloco el chubasquero transpirable encima de la chaqueta térmica, y continuo dando pedales y extremando las precauciones, porque la carretera se pone muy peligrosa, sobre todo cuando tienes que rodar pisando a menudo las lineas blancas que delimitan el arcén, por lo que hay que tener cuidado cuando se tocan los frenos. Continúa la lluvia persistente, que no cesará en los 70 kmtrs de la etapa. Etapa muy dura, con continuos toboganes y fuertes desniveles, que unidos a la lluvia durante todo el recorrido la convierten como se dice en el argot ciclista en una etapa "APESTOSA". Paso por Samos, dejando el monasterio a la derecha. Bien merecería una parada, pero con el tiempo como está, prefiero pasar de largo y continuar hasta Sarría y Portomarín. Hoy tengo que subir el último puerto del camino de Santiago: El Alto de Ventas del Narón (840 mtrs ). Cuando llego a Portomarín, continúa lloviendo de una forma más fuerte. Estoy tentado en parar, pero tomo la decisión de seguir hasta el final de etapa en Palas do Rei, por temor a quedarme frío. A pesar de la lluvia, yo no me he mojado ni he pasado frío, por lo que es mejor continuar el viaje hasta llegar al destino, y una vez allí darse una buena ducha de agua caliente para evitar males mayores. Sólo hago una parada técnica en Ventas de Narón, para comerme un plátano y sellar la credencial de peregrino. Allí me encuentro a tres ciclistas italianos que ya nos habíamos visto en Rabanal del Camino, en la ceremonia de vísperas. Ellos han parado a tomar un café, y continuan viaje bajo la lluvia, deseándonos buen camino y " Buona Arrivatta a Santiago". También me encuentro a un grupo de chicas de Sevilla. Hacen el camino a pie, y les pregunto que dónde han empezado el camino, contestándome que en Sarría, es decir 120 kmtrs anres de llegar a Santiago. !! Les da como vergüenza decir que han empezado tan cerca !!. Me despido de ellas, e inicio la bajada hacia Palas do Rei, que se hace bastante complicada, pues me he metido por la calzada de los peregrinos, y hay que ir sorteándolos (Hay un montón) para no atropellarlos. Así, llego al cruce de la N-537 y ya sólo quedan 3 kmtrs hasta Palas do Rei, pero ahora empieza a aumentar la lluvia de una manera casi torrencial. Estoy tentado de parar, pero la intuición me dice que no, que ADELANTE, sólo quedan 2 kmtrs, y así bajo éstas condiciones meteorológicas, llego a Palas do Rei al filo de las 1330 horas al complejo hotelero "La Cabaña", un complejo que recomiendo a todo peregrino, tanto si va a pie como en bicicleta. El trato exquisito, las instalaciones de maravilla, y el precio alucinante. Las habitaciones están hechas de madera y son muy acojedoras. La mayor parte de los alojados aquí son peregrinos extranjeros, por lo que deduzco que los hispánicos no se han debido de enterar muy bien de la existencia de estas instalaciones. Una vez instalado y descansado de la dura etapa de hoy, decido ir a visitar la iglesia románica del pueblo. Lueve a cántaros por lo que la visita se hace complicada, ya que acabo calado como una sopa (a pesar del paragüas). Sin embargo ha merecido la pena. Mañana, con la ayuda de Dios y del Señor Santiago, llegaré a la plaza del Obradoiro. El sueño está a punto de cumplirse. Sólo pido que el cielo me dé una tregua, y no me caiga el agua de hoy. Pero bueno: Dios proveerá.

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